30 de mayo de 2013

ESCRITORAS SILENCIADAS

<<¿Cómo llegamos al despropósito de presentar una literatura sin escritoras sabiendo cuán rica es esta tradición? ¿Es que no cuentan sus voces? ¿Cómo podemos llamar a esto nuestra literatura? ¿Sin escritoras? ¿Dónde están las trovadoras, Teresa de Cartagena, Sor Teresa de Jesús María, la inquietante Luisa de Carvajal, las humanistas Luisa Sigea o Beatriz Galindo, La Latina, Beatriz Bernal, Feliciana Enríquez de Guzmán o Ana Caro Mallen de Soto entre otras? Por citar algunas entre cientos. 
¿Y cómo no aparecen Sor Juana Inés de la Cruz o María de Zayas y Sotomayor, sin las cuales no puede entenderse el Barroco? ¿Y Rosa María Gálvez, la mejor de toda la dramaturgia del XVIII (superior a Moratín, según la crítica especializada)? ¿No las conocen o no las consideran?
Pero eso no es todo. Cuando estudiamos el siglo XIX y XX en la poesía y el teatro, en dos editoriales no se cita ni una sola dramaturga ni poeta a lo largo del siglo XX. Ni siquiera actuales ¿Este es el panorama real de la literatura del XX? ¿Sin voces femeninas? No están ni María Teresa León, ni María Martínez Sierra, ni Maribel Lázaro, ni Ana Diosdado, ni Paloma Pedrero. O, en poesía, ni Concha Méndez, ni Carmen Conde, ni María Victoria Atencia, ni Olvido García Valdés, ni Gloria Fuertes, ni Ana Rossetti, ni Chantal Maillard, por citar apenas algunas de las numerosísimas que existen. ¿Por qué nos hurtan esas voces? Y sobre todo, ¿qué respuesta damos a esta ausencia?
Esta literatura incompleta y amputada, que nos escamotea las voces de las escritoras, representa una falsificación de la tradición literaria, sin más. No es posible entender una literatura sin escritoras ni una cultura sin  mujeres. Estas distorsiones del relato cultural suponen una falta de rigor académico en los contenidos escolares que repercuten en su calidad y se convierten en una grave carencia del sistema educativo a la que todos tenemos que hacer frente: no solo las mujeres. 
Es una situación que nos incumbe a todos, pero especialmente a los profesores, como transmisores y generadores de conocimiento. Tenemos que adoptar medidas que lo subsanen. Desde la Universitat de València se está trabajando en una base de datos que permita incluir a las mujeres en los contenidos de las diferentes asignaturas.>>

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