El creador de estas bellezas es Justin Rowe, un chico de Cambridge que trabajaba como vendedor en la imprenta universitaria.
En el invierno de 2010 le pidieron decorar el escaparate de una tienda: se le ocurrió hacer esculturas con las páginas de libros abandonados o desechados por personas y librerías. Fue un éxito. En el 2011, Rowe tomó como oficio lo que inició como mera ocurrencia mercantil.
la Academia Británica, durante su “semana literaria” dedicada a Shakespeare, expuso la obra completa de Rowe. Una muestra de su trabajo.
me encanta,
ResponderEliminarQué bello!!! Dulzura para los ojos y el corazón!!!
ResponderEliminarImpresionante.
ResponderEliminarPrecioso
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ResponderEliminarQue belleza!
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