
Borges realizó un viaje a Japón. Cuando tiempo después publicó su libro La cifra incluyó en él diecisiete haikus, son éstos:
Algo me han dicho
la tarde y la montaña. Ya lo he perdido.
La vasta noche
no es ahora otra cosa que una fragancia.
¿Es o no es
el sueño que olvidé antes del alba?
Callan las cuerdas.
La música sabía lo que yo siento.
Hoy no me alegran
los almendros del huerto. Son tu recuerdo. libros, láminas, llaves siguen mi suerte. Desde aquel día no he movido las piezas en el tablero. En el desierto acontece la aurora. Alguien lo sabe. La ociosa espada sueña con sus batallas. Otro es mi sueño. |
El hombre ha
muerto.
La barba no lo sabe. Crecen las uñas.
Esta es la mano
que alguna vez tocaba tu cabellera.
Bajo el alero
el espejo no copia más que la luna.
Bajo la luna
la sombra que se alarga es una sola.
¿Es un imperio
esa luz que se apaga o una luciérnaga?
La luna nueva.
Ella también la mira desde otra puerta.
Lejos un trino.
El ruiseñor no sabe que te consuela.
La vieja mano
sigue trazando versos para el olvido. |